Baal
Baal era Dios principal del territorio marcado por él mediante el paso del asteroide, y por tanto fue reverenciado por los pueblos que ocuparon su territorio, como fenicios, caldeos, babilonios, sidonios, filisteos y egipcios. Su significado se aproxima al de AMO o SEÑOR.
Era Dios de la Atmósfera, de las tempestades, los rayos y la lluvia, y también de la guerra.
Para los hebreos Baal (בעל Ba‘al) es uno de los falsos dioses, al cual ellos mismos rindieron culto mediante el becerro de oro en algunas ocasiones, cuando se alejaron de su adoración al Dios Yahveh.
Fue adorado por los fenicios como el Dios (Fuerza, Poder) más importante de su panteón.
Adoración a Baal
Según las tablillas de arcilla de la ciudad de Ras Shamra, situada en la costa de Siria, frente al extremo nordeste de la isla de Chipre.
En los textos de Ras Shamra se alude a Baal (llamado también Aliyán [Prevaleciente] Baal) como “Zebul (Príncipe), Señor de la Tierra” y “el Jinete de las Nubes”. Estos nombres armonizan con una representación de Baal en la que se lo muestra sosteniendo en la mano derecha un garrote o maza y en la mano izquierda un relámpago que acaba en una punta de lanza. También se le representa llevando un yelmo con cuernos, lo que parece indicar una estrecha relación con EL.
En la región árida de Asia Menor y Norte de África no suele llover desde finales de abril hasta septiembre. Las lluvias comienzan en octubre y continúan durante todo el invierno hasta abril, gracias a lo cual crece una abundante vegetación. Se creía que los cambios de estación y los efectos subsiguientes eran ciclos producidos por los interminables conflictos entre los dioses. El que cesasen las lluvias y se marchitase la vegetación se atribuía al triunfo del dios Mot (dios de la muerte y la aridez) sobre Baal (dios de la lluvia y la fertilidad), lo que obligaba a este último a retirarse a las profundidades de la tierra.
Por otro lado, se pensaba que el comienzo de la estación lluviosa indicaba que Baal había despertado a la vida, lo que era posible gracias al triunfo de Anat, su hermana, sobre Mot, permitiendo que su hermano Baal volviese al trono. La unión de Baal con su esposa y hermana Anat se creía que garantizaba la fertilidad durante el año entrante.
Los agricultores y ganaderos posiblemente pensaban que el participar en rituales prescritos —una especie de magia imitativa— durante sus fiestas religiosas estimulaba a sus dioses a actuar según el modelo representado en esas fiestas, y esto era necesario para tener cosechas y rebaños productivos durante el nuevo año, así como para alejar sequías, plagas de langostas, etc. De modo que la vuelta a la vida de Baal para ser entronizado y unirse a su consorte se celebraría con ritos de fertilidad licenciosos, caracterizados por orgías sexuales desenfrenadas.
Toda ciudad cananea debió tener su santuario en honor al Baal de su localidad. Asimismo, se nombraban sacerdotes para dirigir la adoración en estos santuarios y en los muchos lugares sagrados que se hallaban en las cumbres de las colinas cercanas y que eran conocidos como “lugares altos”. Es posible que en el interior de dichos lugares sagrados hubiese imágenes o representaciones de Baal, en tanto que en el exterior, cerca de los altares, se encontraban las columnas de piedra (probablemente símbolos fálicos de Baal), los postes sagrados que representaban a la diosa Anat (obeliscos) y estantes de incienso.
Dios Protector
Baal es Dios de la Tempestad y de la Lluvia. Los fenicios se encomendaban a él cada vez que se hacían a la mar.
La Estela de Baal hallada en Ugarit se encuentra en el Museo del Louvre (Paris-Francia).
Baal como demonio
En cristianismo y el judaísmo consideran a Baal un dios falso o genio (demonio/daimon en griego).
En demonología es el principal Rey del Infierno. Se lo conoce con el nombre de Belcebú (entre otros), deformación del nombre Baal-Zebub. Fue utilizado como antítesis del dios Yahvé, y desde ese entonces cualquier dios que fuese adorado en lugar de él fue considerado "pagano" por los hebreos, como expresión de desprecio o burla. De ahí que cualquier dios o genio que fuese idolatrado en lugar de Yahvé fuese llamado "demonio".
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