
Faetón convirtió accidentalmente en desierto la región del Sahara, quemando la piel de los etíopes hasta volverla negra.
Finalmente, Zeus fue obligado a intervenir golpeando el carro desbocado con un rayo para pararlo, y Faetón se ahogó en el río Erídano (Po); un fragmento pudo haber caído en este lugar, lo que coincide con las explicaciones respecto a un deslizamiento gigante cerca de la población de Koefels, en Austria.

Se conservan fragmentos de la tragedia de Eurípides sobre este mito.
El tema de la estrella caída debe haber sido familiar en Israel, pues Isaías se refiere a ello cuando amonesta al rey de Babilonia por su orgullo: la Enciclopedia Judía cuenta que «es obvio que el profeta, al atribuir al Rey Babilonio un exceso de orgullo, seguido de su caída, tomó la idea prestada de una leyenda popular relacionada con la caída del Sol».
La imagen de la caída del Sol reaparece sin nombre en el Apocalipsis de Juan. En el siglo IV Jerónimo tradujo ‘estrella de la mañana’ por «Lucifer», llevando el elemento mítico de la estrella caída a la mitología cristiana: El bello Ángel caído.
Relato completo del mito: http://trabajodefilosofiamaese.blogspot.com/2008_10_01_archive.html
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